9:26 -
No comments
Lo cotidiano
Como
solía hacer, cogí el bus para regresar a
casa. Ese día íbamos bastante holgados, por lo que no me costó trabajo
encontrar un asiento. Me acomodé junto a una ventana y justo frente a mí se
sentó una señora que, a juzgar por su apariencia,
se encaminaba hacia una celebración. No era mi intención escudriñar a la que
resultó ser mi compañera de viaje durante un corto tramo, pero reconozco que
sus modales eran bastante correctos, tirando a distinguidos, diría yo. Habíamos
rodado dos paradas, cuando subió el hombre que se colocó a su lado; se
saludaron e intercambiaron algunas frases de cortesía. Yo observaba
distraídamente la escena cuando vi cómo la mujer posaba su mano sobre la de él
y depositaba en ella algo parecido a un caramelo cuadrado envuelto en un papel; acto seguido dio parada y se apeó.
Cuando el hombre se sintió sólo empezó a desplegar lo que podría ser: ¿un
mensaje cifrado, una dirección oculta, una declaración de amor, un cheque sin
fondo, un billete de dinero falso, una limosna, una despedida...?
0 comentarios:
Publicar un comentario