lunes, 13 de agosto de 2012

9:26 - No comments

Lo cotidiano


       Como solía  hacer, cogí el bus para regresar a casa. Ese día íbamos bastante holgados, por lo que no me costó trabajo encontrar un asiento. Me acomodé junto a una ventana y justo frente a mí se sentó una señora  que, a juzgar por su apariencia, se encaminaba hacia una celebración. No era mi intención escudriñar a la que resultó ser mi compañera de viaje durante un corto tramo, pero reconozco que sus modales eran bastante correctos, tirando a distinguidos, diría yo. Habíamos rodado dos paradas, cuando subió el hombre que se colocó a su lado; se saludaron e intercambiaron algunas frases de cortesía. Yo observaba distraídamente la escena cuando vi cómo la mujer posaba su mano sobre la de él y depositaba en ella algo parecido a un caramelo cuadrado envuelto en un  papel; acto seguido dio parada y se apeó. Cuando el hombre se sintió sólo empezó a desplegar lo que podría ser: ¿un mensaje cifrado, una dirección oculta, una declaración de amor, un cheque sin fondo, un billete de dinero falso, una limosna, una despedida...?

0 comentarios:

Publicar un comentario